“Sabiduría es, ante el placer, preferir una satisfacción perdurable y no una gratificación inmediata”.

Eso habló el filósofo estoico Epicteto con la propiedad que tiene quien practica lo que enseña.

Walter Mischel, de la Universidad de Columbia, examinó la capacidad para controlar impulsos básicos en la infancia y las secuelas en la vida adulta.

La investigación fue llevada a cabo con preescolares de 4 años de edad.

Se les dejaba solos en un aula con una golosina en la mesa y se les ofrecía otra, como recompensa.

Se les daba si eran capaces de esperar 20 minutos el regreso del experimentador, sin tocar la golosina.

Hay un seguimiento hasta ser adolescentes y jóvenes. Los que no buscaron la gratificación inmediata eran mejores personas y con mejores relaciones.

También con buenos resultados en sus estudios. Eran y pacientes y menos propensos a la ansiedad.