La región del cerebro involucrada en la paranoia podría haber sido identificada por una investigación realizada en la Universidad de Yale, en Estados Unidos.
Se trata del tálamo mediodorsal, para lograr este hallazgo se han recopilado estudios en monos y humanos, comparando los resultados de los simios con los de las personas con paranoia diagnosticada, y realizando un análisis computacional entre ellos.
Cabe recordar que se define como paranoia a la capacidad de ajustar la percepción de lo que ocurre en el entorno, en la mayoría de veces, ocasionando pensamientos agresivos. Es decir, no se logra interpretar correctamente el entorno y se siente perseguido o que otros quieren dañarlo.
De esta manera, los escáneres cerebrales de las personas afectadas muestran lóbulos frontales más bajos de lo normal, funcionamiento anormal del tálamo, principalmente durante las alucinaciones, y atrofia del tejido cerebral. Además, algunos estudios la asocian con problemas de parto, falta de oxígeno o bajo peso del bebé.
Otro aspecto a tener en cuenta con la paranoia es que es muy posible que las personas que la presente y que no sean tratadas, puede desarrollar demencia senil, un tipo de padecimiento degenerativo de la memoria.
Es importante tener en cuenta que la demencia senil es un término general que describe una serie de síntomas que disminuyen la memoria y otras habilidades cognitivas lo suficientemente graves como para dificultar la capacidad de una persona para realizar actividades cotidianas.
Recuerde que si tiene sensación de persecución sin motivo alguno, u olvida las cosas cotidianas con frecuencia, es importante acudir donde un médico para que le dé un diagnóstico certero.