En el entorno digital actual, los ciberdelincuentes han encontrado una vía en la vida personal y financiera de los usuarios, aprovechándose de avances tecnológicos para crear métodos cada vez más sofisticados que ponen en riesgo la seguridad en línea. Las estafas virtuales, que han ganado terreno como una amenaza constante, siguen evolucionando y se vuelven más difíciles de identificar. Los hackers utilizan técnicas ingeniosas para esconderse en la red y evadir la detección.

Una de las tácticas más comunes y sutiles empleadas por los ciberdelincuentes es la manipulación emocional. Los expertos en ciberseguridad han identificado varias emociones que los estafadores explotan para desactivar la desconfianza natural de las víctimas. Estas son algunas de las estrategias más frecuentes:

Los expertos advierten que una contraseña débil puede ser descifrada en cuestión de minutos. | Foto: Getty Images
  • Miedo: Las falsas alertas sobre virus o problemas con cuentas generan pánico, empujando a las víctimas a tomar decisiones precipitadas sin cuestionar la veracidad de la información.
  • Urgencia: Los mensajes de advertencia sobre la seguridad de las cuentas o las ofertas limitadas crean presión, forzando a las personas a actuar rápidamente sin tiempo para reflexionar.
  • Emoción: Promesas de premios fáciles o riqueza rápida despiertan un entusiasmo que puede cegar a las personas ante los posibles riesgos o consecuencias negativas.

Además de la manipulación emocional, una de las tácticas más comunes de los ciberdelincuentes es la suplantación de identidad de tiendas en línea. El comercio electrónico ha ganado popularidad como una opción cómoda para quienes prefieren hacer compras desde casa. Sin embargo, es fundamental estar atento a ciertos detalles que podrían indicar que un sitio web no es legítimo.

Aunque la distinción entre sitios falsos y legítimos se ha vuelto más difícil, existen algunas señales clave que ayudan a reconocer los fraudes. Según los expertos en ciberseguridad, una de las principales señales es la presencia del protocolo HTTPS (Hypertext Transfer Protocol Secure) en las páginas oficiales, que cifra la información intercambiada entre el servidor y el navegador. Si la URL comienza con “http://” en lugar de “https://”, esto indica que el sitio no está utilizando una conexión segura.

Otra pista común es la alteración de las direcciones web, donde los estafadores imitan nombres de dominios con pequeños cambios, como sustituir letras (por ejemplo, “amaz0n” en lugar de “amazon”). Según Kaspersky, aunque algunos sitios fraudulentos pueden estar bien elaborados, otros no lo están, y un ojo atento puede detectarlos. Estos sitios intentan evitar una inspección detallada apelando a emociones como parte de la ingeniería social.

Las estafas en línea son un problema común que afecta a millones de personas. | Foto: Getty Images

El uso de extensiones de dominio poco comunes, como .xyz, .club, entre otras, también puede ser una señal de alerta. Si bien algunas páginas legítimas también emplean estas extensiones, es un detalle que merece atención.

Para protegerse de estas amenazas, es importante no hacer clic en enlaces sospechosos, especialmente si provienen de correos electrónicos, mensajes o redes sociales. Es mucho más seguro escribir directamente la URL en el navegador. Además, contar con un software antivirus actualizado es clave, ya que puede detectar sitios fraudulentos. También existen herramientas de verificación de URL que permiten analizar la seguridad de un sitio antes de acceder.

Estar alerta y ser consciente de estas tácticas emocionales y de seguridad es fundamental para evitar caer en los engaños de los ciberdelincuentes y proteger nuestra información personal en el mundo digital.