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Alvaralice, dos décadas de oportunidades y reconciliación
La Fundación celebra sus 20 años de operaciones. Recorrido por la Cali social que transforma y toca vidas.
Cerca de 200 jóvenes se caminan todos los días las calles más complejas de Cali, Palmira y Buenaventura tratando de buscar soluciones y mediar problemas entre los habitantes de sus barrios. Llevan puesta una camisa azul que los identifica pero en su ser son toda una caja de herramientas para interrupción de violencia. Se formaron para ello.
Los jóvenes que participan en esta iniciativa reciben un sueldo y capacitación de la Fundación Alvaralice, que precisamente hoy conmemora 20 años de gestión social en Cali.
Pero la labor de esta Fundación no se limita a este grupo de jóvenes, ellos son solo una puntada del gran tejido social que han expandido por el oriente, la ladera y el centro de Cali, pero también por Buenaventura, Palmira y Yumbo.
Por ejemplo, fueron fundamentales en la consolidación y ampliación de las casas Francisco Esperanza en Cali y Palmira, asimismo, junto a la hermana Alba Stella Barreto, acompañaron el proceso de construcción y funcionamiento del Tecnocentro Somos Pacífico, en Potrero Grande, que lleva 10 años operando.
Y a esta gestión se suman hitos tan importantes como haber invitado a Cali a dos premios nobel de paz para que compartieran sus experiencias: el arzobispo Desmond Tutu y Muhammad Yunus, el primero reconocido por su trabajo en justicia restaurativa y el segundo por desarrollar microcréditos para los más pobres.
“Nos hemos especializado en forjar alianzas público – privadas. La nuestra es una fundación pequeña de 4 hermanos, que inició en el funeral de mi padre Álvaro Garcés Giraldo. Y nuestro compromiso era continuar el legado de nuestros padres. Tuvimos la suerte que Oscar Rojas Rentería, que salía de la rectoría de la Universidad del Valle se emocionó y fue nuestro primer director”, explicó María Eugenia Garcés, alma y nervio de la fundación junto a sus hermanos.
Es así como comienzan a incorporar modelos de programas internacionales exitosos en el mundo en temas de conflicto y violencia para aplicarlos en Cali.
“En el proceso contamos con el consejo de la hermana Alba Stella Barreto y ella vinculó a la fundación a los niños pandilleros y a las adolescentes embarazadas. Y así se abrió la primera casa Francisco Esperanza. La hermana Alba Stella nos ayudó a armar el plan de acción de la fundación para la población vulnerable de Cali por eso trajimos el enfoque de justicia restaurativa y las microfinanzas”, explicó la señora Garcés.
María Eugenia Garcés, destaca que otro hito importante de la fundación fue el apoyo para la construcción de El Tecnocentro Somos Pacífico que atiende una población de 3000 personas al año y donde se incuban oportunidades para los habitantes del oriente de Cali.
“El estallido social lo cambió todo”
Lina Solarte, directora de proyectos de Alvaralice, dice que tras el estallido social el modelo de trabajo cambió.
“Teníamos que cambiar la forma de operar y de pensar cómo afrontar las necesidades sociales que tenía la ciudad y nos comenzamos a articular con la iniciativa de Compromiso Valle y eso nos permitió ampliar el impacto de los proyectos que teníamos en especial en dos programas: Rumbo Joven, un programa de empleabilidad juvenil y Abriendo Caminos”, explicó.
“Lo que nos importa es que encuentren un empleo formal. Para ello los muchachos reciben capacitaciones desde cómo hacer una hoja de vida hasta procesos de formación para el trabajo. Son jornadas intensas de 8:00 a.m. a 12:00 m de lunes a viernes y arrancamos el proceso con el proyecto formativo profesional, donde diferentes profesionales acompañan a los jóvenes para que construyan su proyecto de vida”, complementó.
Abriendo Caminos
El otro proyecto bandera de Alvaralice, es Abriendo Caminos, el cual tiene como propósito interrumpir la violencia en 50 territorios de Cali y se amplió a Buenaventura y Palmira.
Se trata de líderes de la misma comunidad que reciben un fortalecimiento en capacidades de mediación. Esto a través de actividades comunitarias y de sensibilización, según el territorio y sus complejidades. Al mes se realizan en promedio 260 mediaciones por territorio.
Carlos Eder Mina y Yorli Marcela Urrutia, son dos de los mediadores que hacen parte del proyecto.
“Lo que hacemos es cambiar normas que validan la violencia a través de procesos y talleres. La mayoría de personas que participan son jóvenes que se encuentran en dinámicas de violencia y trabajamos con ellos para buscarles oportunidades”, dice Yorli.
Por su parte, Carlos explica que para iniciar esos procesos recorren la calle y los territorios. “La idea es que los conflictos no escalen, desde los temas de ruido por los altos niveles de música, el consumo de sustancias psicoactivas hasta lograr impactos positivos en jóvenes”, dice.
Hoy a las 8:00 p.m., en el Club Colombia, la familia de la Fundación Alvaralice se reunirá para conmemorar sus 20 años de gestión social, pero también para proyectar su futuro.
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