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Alejandro, vamos bien

Se comprometió con la seguridad, que ningún Alcalde ha podido resolver; le ha dado los instrumentos a la Policía para combatir el crimen, pero, aún más importante, ha llegado al meollo del asunto.

21 de febrero de 2025 Por: Angela Cuevas de Dolmetsch
Angela Cuevas de Dolmetsch
Angela Cuevas de Dolmetsch | Foto: El País

El alcalde de Cali, Alejandro Eder, es un ejemplo de las nuevas masculinidades. Su madre, Helenita Garcés, autora de un importante libro de la literatura feminista ‘Las Mujeres Colombianas: Su Lucha por Romper el Silencio’, no podría tener un hijo que no practicara la ética de la ciudad, y así lo hemos visto en su gestión.

Se comprometió con la seguridad, que ningún Alcalde ha podido resolver; le ha dado los instrumentos a la Policía para combatir el crimen, pero, aún más importante, ha llegado al meollo del asunto. Los criminales se transportan en vehículos sin papeles que pueden esconder fácilmente y que además los utilizan para una serie de prácticas antisociales, como son los piques. Cuando los habitantes de las veredas aledañas a la carretera al mar, desesperados por los accidentes y por el consumo de estupefacientes en el Kilómetro 18 pusieron el grito en el cielo por la falta de control de los motociclistas, que transitaban a altas horas de la noche, causando accidentes, algunas veces fatales, no pensaron que el Alcalde esta vez sí los tomaría en serio.

El control de las motos que, como siempre en este desordenado país, causa roncha, es lo mejor que le ha podido suceder a Cali.

Infortunadamente, para los guardas de tránsito no es una labor sin riesgo, ya a algunos los han agredido y cambiar la cultura del soborno de un momento a otro no es fácil, pero también los ciudadanos podemos ayudar, tengamos nuestros papeles en orden, no demos papaya, y si nos dan un parte, pues a cumplirlo, tomar las clases y pagar la multa.

Dentro de la ética del cuidado que practica Alejandro está su decisión de escuchar a la gente de Siloé, un enclave legendario del M19 y a lo mejor petrista. Alejandro es consciente de que no solo se resuelven los problemas con autoridad, si no que la inversión social es primordial, trabajo para los jóvenes de la primera línea así lo critiquen, no dejarse enredar con los murales de las cuchas, pues son cascaritas que de pronto le ponen los enemigos políticos, así él no sepa de dónde vienen.

A diferencia de otros municipios del Valle, ya los comedores comunitarios están funcionando y las instituciones educativas reciben la ayuda alimentaria. La Feria de Cali fue un éxito probando que a los ciudadanos hay que darles pan y circo. No hay que olvidar a algunas de las instituciones culturales como la Orquesta Filarmónica, pues el niño que coge un violín jamás va a empuñar un arma. Invertir en la Avenida Ciudad de Cali, que beneficia a ocho barrios, es un cabezazo, genera empleo y, al mejorar el entorno, también favorece la seguridad.

Cali sigue adelante, así el país se desmorone. Hay que resolver los problemas del Jarillón, comunidades que hace varios años han buscado convertirse en ciudadelas ecológicas productivas, pero a las que los sucesivos gobiernos han ignorado, sin entender que la calidad de vida se mejora con la vivienda.

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