Columnistas
Antipropósitos 2025
Este año no me obligo a visitar, llamar o escribir donde sigo sin hallar razones para visitar, llamar o escribir.
Este año pasaré menos horas en redes sociales y más sumergida entre libros. Este año, menos canales insulsos en casa y más magia en las salas de cine. Este año más café con las amigas y menos chats de WhatsApp. Este año no dudo tanto y escribo más.
Este año no invento excusas para evitar ir donde no quiero ir. Este año respeto el poder sagrado del ‘No’ y del ‘Sí’. Este año no me pierdo, dejo que me pierdan. Este año no dilapido el tiempo, lo monetizo.
Este año no confundo parentela con familia. No fuerzo vínculos. Este año no me obligo a visitar, llamar o escribir donde sigo sin hallar razones para visitar, llamar o escribir.
Este año no romantizaré la credulidad; no la creeré una virtud colindante con la pureza, la bondad y la inocencia. No dudaré tanto de la advertencia oportuna que me arrojan mis entrañas a primera vista. Cambiaré el enfoque pasivo y perezoso de la credulidad, por el trabajo duro de la autoconciencia y el conocimiento.
Este año no creeré que todo el mundo es bueno y quiere solo lo noble y virtuoso. Este año saldré de esa burbuja infantil y reconoceré, con tardía adultez, que no se puede proyectar sobre todo lo nuevo y desconocido tan alta expectativa.
No me flagelo por desertar de los cuentos de hadas que eran eso, puro cuento. Abrazo y honro mi búsqueda, la singularidad de mi ruta, la valentía que requiere ser distinto, el carácter que requiere romper el molde y tener una voz.
Este año no buscaré comités de opinadores. Mucho menos admitiré a los comentaristas espontáneos que se acercan, de buena o mala fe, para dejarme saber su “importantísimo’ concepto, que 100% de las veces no he pedido y 300% no me importa.
Este año no reniego más de los errores del pasado. Tomo de la mano las lecciones, empacamos los aprendizajes y cruzamos juntos el umbral de la culpa.
Este año no más cadenas perpetuas. Salimos del otro lado del túnel, entramos a la tierra prometida del 2025 con ganas de ser menos ingenuos y más firmes, menos perdonadores y más autorrespetuosos, menos cobardes y más deliberantes, menos pasadores de agache y más tomadores de decisiones; menos condescendientes con las mentiras públicas que nos quieren vender como reales y más discípulos de la verdad.
Este año no preguntemos qué opinan los demás de nuestras decisiones, sepamos si asumimos las consecuencias. Este año no nos pongamos en descuento, vamos al alza.