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Bernardo Peña Olaya

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Dèja vú

Mientras tanto, en las montañas, los campamentos están llenos de menores de edad, recién reclutados para servir de escudos contra la Fuerza Aérea y el ejército.

25 de junio de 2024 Por: Bernardo Peña Olaya

Los centros comerciales a reventar de gente comiendo helado, pero con pocas compras; las filas de los cines repletas y los alrededores de la ciudad con pocos visitantes. Este fin de semana comprobé lo que se ve desde hace meses: los caleños quieren permanecer en la ‘seguridad’ de la ciudad, lejos de los peligros que acechan a pocos minutos del casco urbano y en los municipios de Jamundí, Santander de Quilichao, Pradera y Florida.

El caso más complicado es el de Jamundí, donde los vendedores de cholados se quejan por la ausencia de visitantes, los propietarios de condominios quieren vender y los constructores en la incertidumbre de no saber si continuar con sus proyectos o llevárselos a otra parte.

El gobierno Petro le tira la pelota a la gobernadora Dilian Francisca Toro pasándole la factura por no apoyar sus reformas en el congreso y desde Cali se clama por el regreso de bombardeos y más pie de fuerza a pocos meses de celebrarse la COP16.

Hace 30 años estábamos en las mismas: no se podía subir ni a Pichindé ni almorzar en el Kilómetro 18 o ir a misa en La María, Cali estaba rodeada de frentes guerrilleros de las Farc y el Eln, ahora son narcos disfrazados de revolucionarios, pequeños ejércitos sin capacidad de combate, pero sí con muchas ganas de hacer daño, imponer el caos y causar terror, todo con la anuencia de un gobierno empeñado en diálogos (ayer comenzaron con ‘Iván Márquez’ y su cuadrilla, que traicionaron un proceso de paz) que no van para ninguna parte porque mientras haya narcotráfico no habrá Paz, detrás de ‘Mordisco’ vendrá otro alias y detrás otro, todos dispuestos a matar y hacerse matar por las millonarias ganancias de la droga.

Mientras tanto, en las montañas, los campamentos están llenos de menores de edad, recién reclutados para servir de escudos contra la Fuerza Aérea y el ejército. Ya lo vivimos y ya sabemos como terminará esto: con una balanza inclinada hacia una derecha radical que promete plomo.

Por eso la importancia de los llamados hechos desde la Alcaldía de Cali con Alejandro Eder y la Gobernación del Valle, al presidente Petro y al ministro de Defensa, Iván Velásquez, para que se amarren los pantalones y le den herramientas a la Fuerza Pública.

Al no hacerlo se le está entregando al otro extremo, la derecha radical, un arsenal de argumentos para ser una opción válida y con el suficiente eco para imponerse en las urnas y no hay nada más peligroso que pasar de un extremo al otro como se está viendo en Argentina. Con Petro ya no va a pasar nada más, muchos trinos, globos y denuncias, pero nada más. Será mucho más peligroso como expresidente, armando paros y bloqueos. Ojo con el 2026.

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