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Kamala Harris

La campaña demócrata se llenó de optimismo, de esperanza y de ganas de ganar la Presidencia.

27 de julio de 2024 Por: Fernando Cepeda Ulloa

Increíble. La campaña presidencial de Kamala Harris se inició el domingo pasado con una fuerza inusitada que, realmente, ha producido perplejidad en los observadores de la vida política estadounidense. Es que lo que se logró en un día y luego en el siguiente y así sucesivamente ha sido asombroso. Como si unos magistrales estrategas electorales hubieran diseñado la campaña. Es que en cuestión de horas el ambiente político que rodeaba la campaña presidencial cambió radicalmente.

La campaña demócrata se llenó de optimismo, de esperanza y de ganas de ganar la Presidencia. Un entusiasmo inusitado impulso a sus partidarios, a sus simpatizantes y, seguramente, a muchos ciudadanos no matriculados en esta tendencia partidista. Se dejaron tocar, y de qué manera, por el vigor y el ímpetu que adquirió el domingo 21 de julio la movilización demócrata, ahora en cabeza de Harris.

Ella misma debe estar sorprendida al contemplar un efecto tan contundente, tan inmediato, tan contagioso cuando quedó claro que su nombre era el que el presidente Biden proponía para dirigir las fuerzas del partido demócrata y su simpatizante hacia la presidencia de los Estados Unidos. Es difícil que, en forma tan inmediata y con tanto entusiasmo, los delegados ya escogidos para la Convención del 18 de agosto en Chicago expresaran su apoyo a la candidatura de Kamala Harris. Y así personalidades claves del partido demócrata, de gobernadores, de senadores y representantes. Era una avalancha de apoyos que se fortalecieron durante esta semana y que dejan en claro que ya el partido demócrata escogió su candidata para competir con Donald Trump y que los riesgos de una división se han desvanecido totalmente.

Tiene 100 días para derrotar a su contrincante que lleva en campaña por lo menos 4 años. Pero en nuestro tiempo, 100 días son más que suficientes para consolidar exitosamente una candidatura presidencial. Elecciones recientes en Francia y en Inglaterra demostraron que no se requería tanto tiempo para registrar la voluntad popular con respecto a cientos de candidatos a un cuerpo colegiado, como la Asamblea francesa o el Parlamento británico. Y si el dinamismo que se ha verificado durante esta semana se mantiene, pues existen fundadas razones para mirar con optimismo la situación del partido demócrata y de su estandarte, en este caso, una mujer hija de inmigrantes de origen asiático y africano.

En la expresión facial de Kamala Harris, como que se anticipa un triunfo electoral. Es lo que hoy se admira y contempla. Un ciclón electoral que desde el domingo viene agitando todos los espacios y rincones de la vida política de los Estados Unidos. Hoy no hay dudas. Hay esperanza; hoy no hay pesimismo, hay optimismo y mucho. Hoy no hay reservas, sino confianza y muchas pero muchas ganas de obtener el triunfo. Ojalá así sea. Y que la predicción que ha hecho Trump de que ahora es mucho más fácil ganar la Presidencia para él no encuentre fundamento alguno. Así es la política. De repente existe un viraje que se torna determinante.

La reacción de la campaña de Trump muestra que ven en Kamala Harris un desafío mayor. Trump anunció que no será amable con Kamala. Y ella, recordando sus tiempos de Fiscal, fue muy dura con Trump.

El discurso de Biden el miércoles fue calificado como extraordinario, inspirador, histórico. Es, al fin de cuentas, una defensa de la democracia. Es, pues, una nueva campaña.

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