Columnistas
La coherencia como camino hacia la verdad
Toda la apariencia humana perfilada en imágenes cosméticas dan cuenta de un mundo artificioso y poco real.

El mundo de hoy se mueve desde la incertidumbre como camino, no son pocas las realidades a todo nivel que constatan una azarosa y angustiante vida humana. El evangelio de este domingo nos ubica en tal sentido, porque nos muestra cómo el mundo, teniendo la incoherencia como proyecto, está construyendo un estilo de vida que lleva al sin sentido, el miedo, la desconfianza y el dolor.
Toda la apariencia humana perfilada en imágenes cosméticas dan cuenta de un mundo artificioso y poco real. En ese camino de la imagen aparente se ocultan verdades más oscuras que hacen de la sociedad un escenario engañoso, que poco o nada contribuye con la elevación del ser humano hacia carismas superiores iluminados por el evangelio.
‘La viga y a mota’ son la evidencia de un ser humano incoherente, que señala y acusa creyéndose digno, pero no es capaz de hacer autocrítica. Le es fácil criticar al justo porque es incómodo, pero excusa fácilmente al indigno porque es conveniente. En una realidad tan confusa y tensionante ser hipócritamente correcto, es prenda de garantía de una vida aprovechada y manipuladora. Debemos limpiarnos de la suciedad que opaca el alma del creyente, de esta manera podremos ayudar al extraviado que no encuentra el camino que lo lleva a la luz verdadera que es Cristo el Señor.
Nuestra ceguera porfiada y soberbia, no puede seguir conduciéndonos al abismo existencial, donde todo es oscuro y vanal. Tal escenario debe ser superado por la luz que viene de lo alto. Que Jesús camino, verdad y vida, nos lleve de su mano, permitiéndonos ver con claridad nuestra vida. Un mundo lleno de la luz, de la verdad que tiene su origen en la coherencia que representa la vida en Cristo. Que podamos ver para hacer del mundo un lugar de la verdad, el amor y la ternura que vienen de tu luz celestial. Amén.
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