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Pobre salud
El 70 % de los servicios de salud es prestado por manos privadas con una calidad igual o superior a la del mundo desarrollado, pero a una fracción del costo.

Se cierran salas de atención obstétrica y neonatal. Cientos de clínicas y hospitales están al borde de la quiebra, debido a carteras irrecuperables. Enfermos desesperados protestan ante las EPS.
La crisis financiera del sistema de salud es cada vez más grave, pero sus raíces no son las que repiten los compañeros históricos. Es cierto que existen casos de corrupción y abuso dentro del sistema, con directivos de EPS, clínicas e incluso médicos que han abusado. Pero estos casos son minoritarios en comparación con la gran mayoría que actúa con honestidad y profesionalismo.
La realidad es que la mayoría de las EPS y los prestadores de servicios médicos han brindado atención de alta calidad a precios considerablemente más bajos que en otros países. Esto ha sido posible gracias a la inventiva y eficiencia de administradores que han aprendido a controlar costos sin sacrificar la calidad, así como al esfuerzo de los médicos, quienes han aceptado algunas de las tarifas de honorarios más bajas del mundo. El 70 % de los servicios de salud es prestado por manos privadas con una calidad igual o superior a la del mundo desarrollado, pero a una fracción del costo.
Si bien no existen estudios formales, quienes trabajamos en la primera línea del sufrimiento y hemos viajado por el mundo, constatamos la gran eficiencia de los prestadores colombianos. Si tuviéramos más autoestima y fuésemos capaces de difundir lo que hacemos, podríamos contribuir a reducir las largas listas de espera en países desarrollados, que atormentan a los enfermos.
Las cirugías y procedimientos realizados en Colombia cuentan con equipos e insumos de calidad equivalente a los estándares internacionales, pero con tarifas mucho más accesibles. Esto ha sido un salvavidas para quienes no pueden costear tratamientos en los países donde residen, así como para todos los desatendidos por fallos del sistema.
La raíz de la crisis no está en la cacareada corrupción, sino en la insuficiencia de recursos. Las EPS han intentado cubrir todos los bellos deseos, pero se enfrentan a una realidad económica limitada. La salud para todos es un ideal noble, pero sin los recursos adecuados se convierte en una falacia. Se proclama el derecho de todos a recibir todo, pero, al ignorar la realidad, solo la rosca política y quienes tienen recursos propios lo obtienen.
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