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Editorial

Las apuestas en el fútbol

A los problemas del fútbol colombiano hay que prestarles atención, más cuando estos involucran delitos graves como el de las apuestas ilegales, en las que intervienen mafias transnacionales...

21 de marzo de 2025 Por: Editorial .
Es la corrupción que ‘juega’ todos los días en los más diversos ámbitos del país, que se siente también en el fútbol y se esparce por otros deportes.

El fútbol colombiano no deja de sorprender. Es difícil que pase una semana sin que suceda algo que dé de qué hablar, se presente un hecho de violencia en algún estadio o se conozca un escándalo que ponga a tambalear el deporte nacional. Tan frecuente como esos acontecimientos es el silencio de los directivos, como también de los entes de control y vigilancia del país.

Jorge Luis Pinto fue el último en lanzar una alerta sobre el balompié colombiano. El técnico santandereano dejó recientemente su cargo en el Unión Magdalena y, una vez afuera, tocó uno de esos temas de los que se habla todo el tiempo, pero poco se investiga: el de las apuestas en el fútbol nacional.

Pinto asegura haber escuchado sobre pagos por $ 45 millones para que en un partido determinado se cobren ocho tiros de esquina. Dijo, además, que en un juego -no especificó cuál-, a pocos minutos del comienzo ya se habían pitado cinco de esos cobros.

La denuncia, como suele suceder, fue el tema de discusión por un par de días y volvió a entrar en el congelador, al igual que ha pasado con otras revelaciones hechas en los últimos años.

Y el hasta hace poco presidente de la Dimayor, Fernando Jaramillo, le dijo a este diario en días pasados que el fútbol colombiano estaba siendo permeado incluso por mafias internacionales. Una aseveración de tal calibre, y más viniendo del máximo responsable de la organización de la Liga, debió ameritar de inmediato una investigación de las autoridades.

Es la corrupción que ‘juega’ todos los días en los más diversos ámbitos del país, que se siente también en el fútbol y se esparce por otros deportes. Lo más grave es que denuncias como las de Pinto y Jaramillo no son nuevas, como tampoco lo es la ineficiencia de la Justicia para indagar sobre estos casos, encontrar a los responsables e imponer los castigos a que haya lugar.

¿Acaso en qué quedaron las revelaciones sobre apuestas realizadas el año pasado, que llevaron al retiro de algunos jugadores de equipos como Patriotas, Chicó, Unión Magdalena y Envigado? Poco o nada se conoce de las denuncias instauradas ante la Fiscalía, si se han adelantado las pesquisas respectivas o si al menos hay indicios sobre los culpables.

A los problemas del fútbol colombiano hay que prestarles atención, más cuando estos involucran delitos graves como el de las apuestas ilegales, en las que intervienen mafias transnacionales, y con las cuales se busca manipular partidos y alterar resultados.

Es hora de que la Dimayor y la Federación Colombiana de Fútbol se ponga al frente de estas denuncias, que como entes rectores del balompié nacional exijan a la Justicia que investigue y, sobre todo, que entreguen resultados confiables y urgentes.

El fútbol colombiano merece que, además de sofocar la violencia en los estadios y en sus alrededores, se maneje con transparencia y se lo proteja de quienes, como el narcotráfico hace años y las mafias relacionadas con los juegos de azar ahora, tanto daño le hacen.

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