Santa Elena debe resurgir

Hace mucho que las plazas de mercado dejaron de constituir meros centros de acopio de alimentos y mercancías para pasar a ser ejes de la historia, las tradiciones y la cultura de las grandes urbes del mundo.

Así lo demuestra el reconocimiento que la galería La Alameda ha alcanzado incluso a nivel internacional, ya que muchos turistas foráneos incluyen en su agenda por Cali, por ejemplo, ir a desayunar allí con un tamal o comprar artesanías en los locales de los alrededores.

Esa ha sido una gestión que no ha sido nada fácil y que todavía está sin concluir, puesto que siempre habrá aspectos por optimizar y nuevas comodidades para ofrecerles a propios y visitantes. Sin embargo, lo importante es que la dinámica de mejoramiento permanente ya ha logrado envolver a la mayoría de los propietarios de puestos de mercado, así como a los empleados de estos y a sus usuarios más frecuentes.

Un propósito similar, pero a través de su propia historia y de sus necesidades particulares, es el que está animando desde hace algunos meses a dueños de puestos y comerciantes de la galería de Santa Elena, una de las de mayor tradición en la capital vallecaucana, ya que data de 1963, cuando se construyeron sus ocho mil metros cuadrados.

Sin embargo, pocas décadas después el desorden, la suciedad y la inseguridad también se asentaron en sus alrededores, además de los vendedores ambulantes que terminaron por ‘enterrar’ el corredor férreo que atraviesa la ciudad, y por el que, según está consignado en el proyecto, deberá operar el Tren de Cercanías a partir del próximo año.

Esa es precisamente una importante razón para que a la Santa Elena, considerada el séptimo centro de acopio más grande del país, debido a que a ella entran más de 300 mil toneladas de alimentos, se le dé una nueva oportunidad de recobrar el brillo que una vez tuvo, poniendo en orden tanto su exterior como su interior, tal como lo están queriendo hacer, de la mano de la Administración caleña y de otras autoridades, muchos de los 420 comerciantes asentados en esta galería.

Sin embargo, tanto ellos como los propietarios de los 300 negocios ubicados en el sector, que generan más de cuatro mil empleos directos, y los 3260 vendedores ambulantes y estacionarios, coinciden en que las principales dificultades están en los alrededores: vías que parecen trochas por la cantidad de huecos que tienen, toneladas de basuras que impregnan de mal olor todo el vecindario y ponen en entredicho su salubridad, y bandas criminales que operan en y desde esa zona de Cali.

Son problemas todos que no son nuevos, pero lo que sí es una novedad es que ahora sean los propios comerciantes de la plaza de mercado, asociados, los que quieren liderar el cambio de la Santa Elena.

Una actitud propositiva que ni la Alcaldía de la ciudad ni la Policía deben desestimar, sino que, por el contrario, están llamados a escuchar, respaldar e implementar, si en realidad se quiere cambiarle la cara a una galería que tiene con qué convertirse en una meca de deliciosos y frescos alimentos ‘adobados’ con mucha cultura, historia y tradición. Y el momento de iniciar es ya, para abrirle su ruta férrea al Tren de Cercanías.