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Los enemigos de la paz

"Está claro entonces que los tiempos de una y otra parte de la mesa no concuerdan, a pesar de lo expresado por un vocero de la guerrilla que declara su satisfacción por lo logrado hasta ahora, algo que, valga la pena reconocerlo, no lo conoce el país".

8 de mayo de 2013 Por:

"Está claro entonces que los tiempos de una y otra parte de la mesa no concuerdan, a pesar de lo expresado por un vocero de la guerrilla que declara su satisfacción por lo logrado hasta ahora, algo que, valga la pena reconocerlo, no lo conoce el país".

Cumplida la octava ronda de conversaciones en La Habana, la situación no arroja indicios que permitan registrar avances de importancia. Y las inquietudes sobre la verdadera intención de las Farc vuelven a hacerse presentes, en especial cuando el jefe de la delegación del Gobierno Nacional expresa su inquietud sobre la forma en que progresa la negociación. Mientras el presidente Juan Manuel Santos informaba sobre las desmovilizaciones que se presentan a diario en todo el país y volvía a recomendarles a los miembros de la guerrilla sobre la conveniencia de cambiar “las balas por los votos”, el doctor Humberto de la Calle hacía explícita su inconformidad sobre el ritmo de las conversaciones. Desde el otro lado, es decir, desde las Farc, se escuchaban desconocimientos a los jueces colombianos, frente a los cuales tendrán que responder por sus delitos, así se acuerde aplicar la justicia transicional.Está claro entonces que los tiempos de una y otra parte de la mesa no concuerdan, a pesar de lo expresado por un vocero de la guerrilla que declara su satisfacción por lo logrado hasta ahora, algo que, valga la pena reconocerlo, no lo conoce el país. Y si se recuerda la insistencia de la guerrilla en reclamar una Asamblea Constituyente, de nuevo hay que apelar a lo dicho por De La Calle, quien afirma que esa posibilidad es inexistente. Lo cual demuestra una gran distancia entre las posiciones de quienes están en la mesa de La Habana.Entre tanto, en Colombia se hacen grandes esfuerzos por crear optimismo alrededor del proceso de diálogo y por tratar de comprometer al mayor número de colombianos en el apoyo a la iniciativa. Tanto es así que ya se han realizado las mesas para presentar propuestas sobre la futura participación en política de las Farc y las comisiones de paz del Congreso instalaron las Mesas Regionales de la Paz en Bogotá. Allí, las víctimas expresaron su respaldo a la búsqueda del acuerdo, a la vez que exigieron que haya verdad y reparación, las bases de la justicia transicional.Y dentro del Gobierno Nacional y gran parte de la Unidad Nacional sigue firme el propósito de lograr un resultado positivo en las negociaciones que tienen lugar en Cuba. Aunque se hace notoria la impaciencia por la manera en que se dilatan las conversaciones, ese propósito es ratificado por el hecho de que ya se tengan propuestas sobre la participación en política de las Farc y se empiece a hablar de las víctimas, así el proceso no haya logrado un consenso sobre la agricultura, el primero de los cinco puntos de la agenda acordada. Y al frente, las Farc persisten en mostrarse como las más interesadas en lograr el acuerdo pero sus actos y declaraciones demuestran otra cosa. Es decir, que su propósito está muy distante de reconocer las instituciones democráticas y de responder por sus atrocidades. Basta entonces citar la advertencia del delegado de la Organización de Naciones Unidas en Colombia, Fabrizio Hochschild: “Nosotros no podemos apoyar amnistías a crímenes de lesa humanidad”. Con ello podrá entenderse dónde están los más importantes enemigos de la paz que buscan los colombianos.

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