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El alimento con tantos probióticos como el yogur que pocos conocen y deberían consumir
Los alimentos fermentados suelen ser ricas fuentes de probióticos, que ayudan en el proceso digestivo.
Los probióticos son alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar las bacterias que cumplen funciones positivas (microbiota normal) del cuerpo. Habitan en el intestino y tienen dos funciones: una nutricional, favoreciendo la absorción de los nutrientes, y otra inmunológica.
Se encuentra en frutas como manzanas, las naranjas, la piña, las fresas o los arándanos, pero los fermentados suelen ser más apropiados para mantener el equilibrio de la flora intestinal.
La falta de probióticos se evidencia en el daño de la flora intestinal que puede ocasionar inflamación del abdomen, gases, digestiones pesadas, estreñimiento, diarreas y dolores abdominales.
Aunque el yogur suele ser el probiótico más popular en la cocina, hay un alimento que está ganando admiradores por ser una fuente rica en probióticos y calcio que favorece la digestión al mismo tiempo y que protege los huesos. Se trata del suero de mantequilla, muy popular en países anglosajones, donde se le conoce en inglés como inglés, buttermilk.
Este alimento es un producto obtenido a partir de la manteca, una leche desnatada fermentada con un tipo de bacterias llamadas estreptococos que producen una transformación de la lactosa en ácido láctico.
Se caracteriza por tener un sabor suave y un poco ácido, y una textura más densa que la leche, lo que lo hace ser ideal para enriquecer masas y acelerar los procesos de marinado, por lo cual es muy popular a la hora de marinar carnes y aves, donde su acidez y cremosidad resaltan los sabores.
Se le adjudican beneficios como favorecer la pérdida de peso, siendo un gran aliado para poder deshacerse de la grasa corporal al mismo tiempo que se preserva el músculo magro. Distintos estudios también destacan sus funciones para controlar el colesterol LDL, conocido como el colesterol nocivo para la salud.
Este tipo de suero se puede encontrar en el supermercado, muy popular entre las preparaciones de repostería, donde aporta una mayor esponjosidad, o puede ser preparado artesanalmente en casa.
Se requiere leche entera y zumo de limón o vinagre blanco. Se deben poner estos ingredientes en un recipiente, a temperatura ambiente, es decir, ni fríos, ni calientes. Integrar la lecha y el vinagre o el limón y dejar reposar de 20 a 30 minutos. Pasado ese tiempo adquiere una textura cortada, es decir, con grumos. Remover la leche cortada muy bien, pero despacio. Colocar la preparación en la nevera de cinco a diez minutos para que termine de cuajar.
Una vez cuajada la mezcla, aparecerá un líquido amarillo. Esa sustancia será el suero de leche. Cuele la preparación. Pásela por un colador de metal cubierto con una gasa o tela porosa. Abajo pon un recipiente y deje que la preparación se cuele poco a poco. Al final obtendrá un líquido blanquecino, algo amarillo y transparente. Mientras, en el colador quedará la parte espesa.
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Reserve tanto la parte líquida como la parte espesa. Envase los productos obtenidos por separado y en tarros de vidrio esterilizados. Si a la parte espesa se le pone sal, obtendrá un queso líquido. En la nevera se conservará en perfectas condiciones durante una semana.
