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El gusto por los carbohidratos tiene una explicación científica, hallazgos científicos explican las razones de nuestra debilidad por estos alimentos. | Foto: Getty Images/iStockphoto

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El origen de la atracción humana por los carbohidratos: una conexión ancestral, según expertos en el tema

Científicos de instituciones como el Laboratorio Jackson y la Universidad de Búfalo han rastreado la evolución del gen AMY1, relacionado con la capacidad de descomponer el almidón.

23 de octubre de 2024 Por: Redacción El País

Un reciente estudio ha revelado que el gusto por los carbohidratos en la dieta humana podría haberse desarrollado mucho antes de lo que se pensaba, posiblemente desde tiempos previos a la aparición de nuestra propia especie.

Este hallazgo desafía la idea tradicional de que los antepasados de los humanos se alimentaban principalmente de carne, sugiriendo que los carbohidratos han jugado un papel clave en la evolución de los humanos.

Lo más sorprendente es que esta duplicación genética ocurrió cientos de miles de años antes de que el Homo sapiens surgiera como especie separada.

Durante años, se ha pensado que los primeros humanos basaban su dieta en grandes cantidades de carne, lo que supuestamente impulsó el crecimiento de sus cerebros. Sin embargo, las investigaciones recientes ofrecen una perspectiva diferente de esta situación.

Restos arqueológicos y análisis de bacterias en dientes antiguos han sugerido que nuestros antepasados también consumían alimentos ricos en almidón, como tubérculos, mucho antes de la llegada de la agricultura y de los pueblos sedentarios.

El estudio, publicado en la revista Science, ha encontrado evidencia genética que respalda esta teoría. Científicos de instituciones como el Laboratorio Jackson y la Universidad de Búfalo han rastreado la evolución del gen AMY1, el cual está relacionado con la capacidad de descomponer el almidón en azúcares simples que nuestro cuerpo utiliza como fuente de energía.

Lo más sorprendente es que esta duplicación genética ocurrió cientos de miles de años antes de que el Homo sapiens surgiera como especie separada.

Un descubrimiento clave en el genoma humano

Una investigación analizó los genomas de 68 antiguos humanos, centrándose en el gen AMY1, responsable de la producción de la enzima amilasa, que permite digerir carbohidratos complejos. Lo interesante es que los humanos modernos tienen varias copias de este gen, lo que facilita la digestión del almidón en los alimentos como el pan, el arroz y las papas. Pero, ¿cuándo se duplicó este gen por primera vez? Está la pregunta de los científicos e investigadores.

El equipo de investigadores descubrió que hace unos 45 mil años, mucho antes de que surgiera la agricultura, los humanos ya tenían entre cuatro y ocho copias de AMY1. Esto sugiere que el consumo de alimentos ricos en almidón era ventajoso para nuestros antepasados cazadores - recolectores, que comenzaron a adaptar su dieta mucho antes de la domesticación de los cultivos.

Tumbas más antiguas de la prehistoria
Una investigación analizó los genomas de 68 antiguos humanos, centrándose en el gen AMY1, responsable de la producción de la enzima amilasa, que permite digerir carbohidratos complejos. (Photo by Luca Sola / AFP) | Foto: AFP

El estudio no solo demuestra que la duplicación de gen AMY1 ocurrió antes de la aparición del Homo sapiens, sino que también se encontró en otras especies antiguas como los neandertales y los denisovanos.

Esto indica que un antepasado común ya poseía múltiples copias del gen, lo que habría proporcionado una ventaja evolutiva a estos primeros humanos en su adaptación a dietas ricas en almidón. Este hallazgo refuerza la teoría de que los carbohidratos, y no las proteínas, fueron fundamentales para alimentar el crecimiento del cerebro humano a lo largo de la evolución.

La capacidad de convertir almidones en azúcares simples habría proporcionado la energía necesaria para el desarrollo cerebral, mucho antes de que las dietas se basaran en los productos relacionados con la agricultura.

Taylor Hermes, profesor adjunto del departamento de Antropología de la Universidad de Arkansas, que no participó en la investigación, comentó: “El hallazgo de los autores de que un mayor número de copias del gen de la amilasa, que da lugar a una mayor capacidad para descomponer el almidón, puede haber surgido cientos de miles de años antes que los neandertales o los denisovanos da más crédito a la idea de que los almidones se metabolizaban en azúcares simples para alimentar el rápido desarrollo del cerebro durante la evolución humana”.

Este producto es rico también en almidón con lo cual tiene beneficios similares a los de la fibra. En consecuencia retarda y reduce la absorción de la glucosa y el colesterol. Así mismo acelera el tránsito intestinal. (Photo by Wu Junjie/China News Service via Getty Images)
Este hallazgo refuerza la teoría de que los carbohidratos, y no las proteínas, fueron fundamentales para alimentar el crecimiento del cerebro humano a lo largo de la evolución. (Photo by Wu Junjie/China News Service via Getty Images) | Foto: China News Service via Getty Ima

El legado genético que sigue en evolución

En los últimos 4.000 años, el número de copias del gen AMY1 en humanos ha aumentado significativamente, probablemente como resultado de la selección natural. A medida que las sociedades humanas pasaron de ser cazadores-recolectores a agricultores, el consumo de alimentos ricos en almidón se volvió más común, favoreciendo a aquellos con mayor capacidad para digerirlos eficientemente.

“Esto demuestra el valor de seguir explorando los genomas de nuestros antepasados humanos en busca de importantes registros médicos y fisiológicos”, añade Hermes.

Este estudio ofrece una nueva visión sobre la relación de los humanos con los carbohidratos, demostrando que nuestra afinidad por estos alimentos está profundamente arraigada en nuestra historia evolutiva.

Además, resalta la importancia de seguir explorando el genoma humano para comprender mejor como nuestra dieta ha moldeado no solo nuestra fisiología, sino también nuestro desarrollo como especie.

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El estudio no solo demuestra que la duplicación de gen AMY1 ocurrió antes de la aparición del Homo sapiens, sino que también se encontró en otras especies antiguas como los neandertales y los denisovanos. | Foto: Getty Images/Image Source
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