DISCAPACIDAD VISUAL
La discapacidad visual no es un límite para el desarrollo de su vida cotidiana
Trabajar o estudiar son tareas que pueden convertirse en un verdadero desafío para la población ciega. Novedosas ayudas prometen mejorar su calidad de vida.
Cruzar la calle, usar el bus, hacer el mercado, trabajar, viajar, estudiar y socializar, entre otras actividades diarias, que para cualquier ser humano resultan normales y sencillas, requieren procesos distintos de aprendizaje y adaptación en una persona víctima de ceguera parcial o total. Por eso, la ciencia y la industria evolucionan cada día hacia artículos especialmente creados para esta población, que les hagan la vida más fácil.
Patricia Gómez Trujillo, especialista en visión subnormal y magister en Desarrollo Humano de la Clínica de Oftalmología de Cali, aclara que “en la ceguera absoluta, no hay percepción de luz, y en la baja visión, que se define como una afectación visual severa, existe un remanente útil que permite desarrollar ciertas tareas, pero la buena noticia es que en ambos casos existen ayudas de todo tipo, según sus causas, el estilo de vida del paciente y sus condiciones particulares como edad, estado civil y ocupación.
Entre ellas, las ayudas tiflológicas, es decir, tecnología empleada para el trabajo de habilitación y rehabilitación, tal como lo explica Gloria Estela Montoya Restrepo, fonoaudióloga y Coordinadora de Niños con Discapacidad Visual del Instituto para Niños Ciegos y Sordos del Valle del Cauca.
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Al respecto, Carlos Parra Duzán, abogado y director del Instituto Nacional para Ciegos (Inci) y promotor de la Tienda Inci, en Bogotá, explica que este tipo de material es una gran solución para conseguir la plena integración laboral, social y cultural de quienes tienen esta clase de diagnóstico.
Según Parra, la Tienda Inci, por ejemplo, ofrece más de 180 artículos para personas con discapacidad visual, como la máquina rotuladora, que permite hacer etiquetas en braille, las cuales se imprimen en un papel autoadhesivo fácil de pegar sobre diferentes superficies. También está el musical braille o ‘musicografía’, un sistema que sirve para escribir y leer notación musical.
Esto sin contar el medidor de líquidos, una ayuda portátil, que emite un pitido y vibra cuando el líquido llega a la parte superior de una taza o vaso, lo que evita derrames de líquido o tener que introducir las manos en el recipiente. Asimismo, las personas con ceguera cuentan ahora con una balanza de baño parlante, una báscula que en inglés o español da el peso de la persona mientras lo muestra en una pantalla LCD que mide 3,25 pulgadas de ancho x 1.50 pulgadas de alto y se apaga de manera automática.
Como estos, existen otros artículos de uso frecuente, tales como los juegos didácticos, como el balón de fútbol sonoro para saber hacia dónde se mueve.
También hay artículos de uso académico, como el telescopio monocular, el ábaco japonés, los cuadernos de baja visión, las regletas en braille y otros de lectura, escritura y dibujo.
Otros productos han sido diseñados para mejorar la movilidad, tal es el caso de los relojes en braille o con parlantes.
Según Juan Gabriel Soto, coordinador de la ‘Tiflo tienda inclusión sin límites’, “el bastón es un elemento que no puede faltar en una persona con ceguera, por ello, en el mercado hay una gran variedad de estilos: de grafito, aluminio, vidrio, de puntera redonda, con puntera giratoria grande o fija, que se adaptan a cada gusto, presupuesto y necesidad”.
Otras ayudas
Para mejorar la calidad de vida del paciente con ceguera también hay disponibles programas que se ocupan de la promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación de la discapacidad visual.
En este sentido, los expertos recomiendan que en el caso de una persona que padece ceguera irreversible, se inicie un proceso de rehabilitación funcional en el que se trabajen técnicas de orientación, movilidad y comunicación alternativa. Entre tanto, si la ceguera es reversible, además de los procesos de rehabilitación funcional, se puede acudir a cirugías como la extracapsular de cataratas, que consiste en que, a través de una pequeña incisión quirúrgica, se extrae la catarata para poner un lente intraocular y prevenir la evolución hacia enfermedades más graves.
Por ello, desde organizaciones como la Clínica de Oftalmología de Cali, el Instituto Nacional para Ciegos y el Instituto para Niños Ciegos y Sordos del Valle del Cauca, se promueven escenarios centrados en la salud visual, y de manera especial, en la promoción de programas encaminados a desarrollar habilidades y competencias que faciliten la inclusión social, laboral y educativa de quienes padecen una discapacidad visual.
Por ejemplo, el Instituto para Niños Ciegos y Sordos del Valle del Cauca (Incys) ofrece el programa de Primera Infancia, en el que los bebés de 0 a 3 años, en compañía de un miembro de la familia, desarrollan actividades en pro de sus habilidades en lectura, escritura y matemáticas, a través de herramientas como el braille y el ábaco.
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Inclusión en la ciudad
El uso de parlantes en el Servicio de Transporte Masivo, MÍO, es un buen ejemplo de alternativas de apoyo para las personas con discapacidad visual, ya que orientan a los pasajeros durante los recorridos, sobre la ruta, la ubicación y los puntos de parada, sin embargo, en la actualidad esta estrategia ya no funciona en la mayoría de articulados.
Lo que sí es una realidad es que en algunas ciudades se ha fomentado la demarcación de la línea táctil que, con ayuda del bastón, facilita los recorridos de las personas con discapacidad visual. No obstante, la infraestructura de las calles y la falta de cultura de la ciudadanía suele convertirse en un obstáculo para que un ciudadano con problemas visuales se movilice con comodidad y seguridad.
Por eso, en Cali, por ejemplo, la Secretaría de Bienestar Social, en el marco de la Política Pública y el Plan de Desarrollo 2020-2023, entrega bastones para personas con discapacidad visual y les apoya con tarjetas del sistema MÍO, para que puedan transportarse con mayor facilidad y evitar así que deserten de los procesos de rehabilitación.
Yulieth Medina Gutiérrez, licenciada en Educación Especial, especialista en Desarrollo Intelectual en el Instituto para Niños Ciegos y Sordos del Valle del Cauca, plantea que en las ciudades se deben crear las condiciones necesarias para que las afecciones oculares no sean una limitante. Por ello, como docente de Orientación y Movilidad promueve estrategias como los recorridos en la calle, dirigidas a los niños, las cuales se realizan con previa autorización de los padres para que, desde la exploración de espacios abiertos, los menores con discapacidad visual desarrollen la percepción auditiva y táctil.
Y es que los niños con deterioro de la visión o ceguera pueden padecer retrasos en el desarrollo motor, lingüístico, emocional, social y cognitivo, con consecuencias para toda la vida, sumado a que su rendimiento académico puede verse afectado, motivos por los cuales es conveniente intervenir para su pronta adaptación.
Familia, el otro bastón
En el camino hacia la adaptación al entorno y la rehabilitación, la familia adquiere un papel relevante, en pro de que aún con la limitación, el paciente logre ser independiente en los diferentes entornos.
Para el caleño Juan Gabriel Soto, diagnosticado con ceguera total desde los 3 años, el contexto familiar es primordial en el desarrollo emocional y funcional de alguien con este tipo de discapacidad. Según él, si allí no se le da la libertad necesaria para explorar, y, por el contrario, se le sobreprotege, a futuro esto va a afectar su comportamiento. “No consiste en dejar a la persona sola, pero sí en darle un acompañamiento real que le permita desarrollar otro tipo de habilidades”, aclara.
En este sentido, Gloria Estela Montoya concibe el abordaje desde un componente multisensorial, que vincule a los padres como partícipes activos del proceso para que sepan cómo estimular los demás sentidos en los menores.
Para ello, se acude a técnicas de desplazamiento en las que se enseña cómo tener el control del equilibrio en los pies, así mismo, cómo lograr la coordinación y ejecución de actividades diarias como vestirse, ir al baño o comer, para que progresivamente los niños logren desarrollarlas de forma independiente. Mejor dicho, “se hace un trabajo con los papás para que conozcan la discapacidad de sus hijos, la asimilen, aprendan a manejarla y acepten la condición”.
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Para tener en cuenta
- De acuerdo con el más reciente informe de la Organización Mundial de la Salud, de febrero de 2021, la mayoría de las personas con deterioro de la visión y ceguera tiene más de 50 años; sin embargo, la pérdida de visión puede afectar a personas de todas las edades.
- Las principales causas de deterioro de la visión y ceguera son los errores de refracción no corregidos y las cataratas.
- En el mundo hay al menos 2200 millones de personas con deterioro de la visión cercana o distante. En al menos la mitad de casos el deterioro visual podría haberse evitado o todavía no se ha tratado.
- Las tasas de participación en el mercado laboral y de productividad de los adultos con deterioro de la visión a menudo son más bajas y suelen registrar tasas más altas de depresión y ansiedad.
- El deterioro de la visión puede contribuir al aislamiento social.
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