Salud
Las personas que duermen mal podrían experimentar aceleración en el proceso de envejecimiento cerebral
El problema del sueño deficiente es generalizado: según la OMS, el 40 % de la población global enfrenta dificultades para dormir.
Un estudio reciente publicado en Neurology sugiere que una mala calidad de sueño en la mediana edad (entre 45 y 65 años aproximadamente) podría estar acelerando el envejecimiento cerebral. Dormir bien no solo es vital para sentirse enérgico al día siguiente, sino que, junto a la alimentación saludable y el ejercicio, es un pilar fundamental para mantener una buena salud a largo plazo.
La investigación, encabezada por la doctora Clémence Cavaillès, de la Universidad de California, en San Francisco, encontró una preocupante conexión entre el sueño deficiente y el deterioro cognitivo en personas de mediana edad.
Hallazgos en la ciencia del sueño
Los hallazgos de Cavaillès, basados en técnicas de aprendizaje automático aplicadas a imágenes cerebrales, indican que quienes tienen una calidad de sueño deficiente pueden mostrar cerebros con una “edad” hasta tres años mayor que aquellos de personas con un sueño saludable. Esta diferencia en la “edad cerebral” se atribuye a la aceleración del encogimiento del cerebro, un proceso natural del envejecimiento que, según el estudio, podría verse exacerbado por la falta de sueño.
El estudio, que evaluó a 589 personas de una edad promedio de 40 años al inicio, recopiló datos de calidad del sueño durante un periodo de quince años. Al inicio y cinco años después, los participantes completaron cuestionarios que incluían preguntas como: “¿Tienes problemas para conciliar el sueño?”, “¿se despierta varias veces durante la noche?” y “¿se despierta demasiado temprano?”.
Estos cuestionarios revelaron que el 70 % de los participantes tenían pocos problemas de sueño, mientras que el 22 % y el 8 % restantes presentaban niveles medios y altos de problemas de sueño respectivamente.
Tras analizar factores como la edad y condiciones médicas, el estudio encontró que aquellos con niveles medios de problemas de sueño mostraban una edad cerebral promedio de 1,6 años mayor que el grupo con menor incidencia de problemas, y que en quienes tenían altos niveles de problemas, la diferencia aumentaba a 2,6 años. Estas cifras subrayan que el impacto negativo de un mal descanso puede comenzar a manifestarse en la mediana edad, no solo en la vejez.
La doctora Cavaillès resaltó que las personas con mayor deterioro cerebral en el estudio fueron aquellas que mantuvieron problemas de sueño constantes durante los primeros cinco años de seguimiento. Las principales características de sueño deficiente incluyen dificultad para conciliarlo, despertarse temprano y somnolencia diurna, todas ellas asociadas a un envejecimiento cerebral acelerado.
El problema del sueño deficiente es generalizado: según la OMS, el 40 % de la población global enfrenta dificultades para dormir. Esta situación se ha agravado desde la pandemia, con factores como el estrés y el uso excesivo de dispositivos electrónicos.
Los expertos recomiendan dormir entre 7 y 9 horas por la noche para preservar la salud, ya que la privación de sueño puede afectar desde el sistema inmunológico hasta la salud mental. Para quienes tengan dificultades recurrentes para dormir, consultar a un especialista es un paso clave para entender y mejorar su descanso.
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