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Dudas sobre la ‘posesión simbólica’

De partida, es preocupante que Eljach, futuro guardián de la disciplina y cumplimiento de la ley por parte de los empleados oficiales, se haya prestado para aquel comedión.

30 de diciembre de 2024 Por: Antonio de Roux
Antonio de Roux
Antonio de Roux | Foto: El País

El pasado 20 de diciembre Gustavo Petro dio ‘posesión simbólica’ a Gregorio Eljach como procurador general de la Nación. El acto ocurrió 25 días antes de que finalizara el período de la procuradora en funciones. Las intenciones podrían ser varias: demostrar repudio a la funcionaria que termina su encargo y no pasó por alto las infracciones del combo gobernante. Recordarle al ungido que el apoyo presidencial fue vital para su elección y favor con favor se paga. No menos importante sería el deseo de exhibir un poder del Ejecutivo capaz para torpedear y recortar períodos institucionales. En todo caso quedó flotando el tufillo del cobro de cuentas.

En la ceremonia, el procurador electo habló brevemente. Tras expresar agradecimiento al presidente por ternarlo, manifestó el deseo de propiciar consensos entre los poderes públicos; vigilar el cumplimiento de las obligaciones estatales en educación, salud, vivienda y lucha anticorrupción. Eljach destacó también al papel del sector privado y reiteró que la suya será una gestión autónoma frente a las otras ramas del poder.

A su turno, el Presidente mencionó la barbarie por falta de vigencia del derecho internacional, que ha originado genocidios como el de Gaza. También afirmó que los colombianos no descendemos de españoles, sino de árabes. Estos habrían sido obligados a tomar un apellido castellano y ‘rezar la biblia’, llegando a América como marineros mientras los españoles eran jefes que destruían indígenas. La simpática o patética disertación, concluyó con el bulo de que nuestro verdadero emancipador fue el Almirante Padilla, quien no tendría genética de blanco, sino de negro e indígena.

De partida, es preocupante que Eljach, futuro guardián de la disciplina y cumplimiento de la ley por parte de los empleados oficiales, se haya prestado para aquel comedión. Pero más inexplicable es que el evento haya contado con la presencia de otros altos dignatarios del Estado.

La ‘posesión simbólica’ deja dudas: 1- El espíritu de la ley, el sentido común y la conveniencia administrativa indican que la toma de posesión y asumir el cargo son elementos inseparables. Quiérase o no al anticipar la posesión del reemplazo se crea de hecho un doble liderazgo y parálisis de la Procuraduría o de cualquier dependencia. Los funcionarios no sabrán si obedecen a quien termina o esperan las orientaciones del ‘simbólico’, cuya vinculación ya está protocolizada.

2- En otras palabras, la ‘posesión simbólica’ crea la posibilidad de neutralizar al oficial saliente que incomoda. Tan grave es el asunto que apenas ocurran las elecciones presidenciales del 2026 y siguiendo el mal ejemplo, los congresistas podrían tener la tentación de invocar problemas de agenda para posesionar de manera ‘simbólica’ y anticipada al candidato vencedor si este es contrario a Petro.

3- Posesionar al Procurador es una misión propia del presidente a ser cumplida en el momento que la ley señala. Ese momento corresponde al fin del mandato del funcionario anterior y no puede modificarse por las agendas personales.

4- ¿Acaso el procurador ‘simbólico’ incurrió en alguna infracción como la llamada simulación de investidura, al posesionarse del cargo que otra ejerce? La aún procuradora Cabello debería pronunciarse sobre este episodio que afecta la estabilidad de nuestras instituciones.

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