Columnistas
El libro sobre Pedro Piedrahita Plata
La historia empresarial del Valle merece ser contada no solo desde los herederos, sino desde ejecutivos que como Pedro Piedrahita Plata fueron indispensables en la consolidación empresarial y humana de nuestra región...
‘Pedro Piedrahita Plata, la fuerza de la discreción’ es el título de la obra sobre quien fuera la mano derecha de Ernesto de Lima Lefranc en temas financieros y administrativos. Por una iniciativa de sus hijos, fuimos convocados Raúl Fernández de Soto y este columnista, para narrar en un libro la gesta de construir desde Cali el corredor de seguros más grande de América Latina, las exitosas Alianza Valores y Alianza Fiduciaria, y Datecsa, generadora de soluciones de equipos y tecnología para las empresas, entre muchas iniciativas en las que participó la Organización De Lima.
Ernesto de Lima era el receptor de múltiples iniciativas de inversión pero era Pedro el encargado de evaluarlas, y si las proyecciones financieras y de mercado daban, acompañaba su implementación y desarrollo. Jamás Pedro pretendió ser la cara visible de la Organización, todos tenían claro que Ernesto De Lima con su carisma y relacionamiento era el ‘front’ de la empresa, pero que la cantidad de emprendimientos requerían análisis y criba para saber en qué se avanzaba. Allí estaba Pedro. El patriarca lo hizo socio en ese largo camino de diversificación, seguros, financiero, bebidas, espárragos, vehículos, confecciones, Etc.
Por ser estudiante brillante desde el bachillerato, Pedro contó con una beca para estudiar en MIT, donde inició Ingeniería Electrónica y más adelante culminó Ingeniera Industrial. Su padre, ejecutivo de Carvajal, falleció a los 49 años y Pedro regresó a apoyar a su madre quien había quedado a cargo de sus 5 hijos: Pedro, Francisco, María Eugenia, Berthica y Jaime. Asumió la ‘figura paterna’ y sin duda lideró una familia admirada en los diferentes caminos que cada uno de ellos asumió.
La obra entregada por los hijos a su padre en su cumpleaños 86 este 30 de diciembre, deja muchas reflexiones, entre las cuales destaco:
- Motivación familiar: A pesar de la muerte tan joven de José Gabriel, el padre, fue un motivador permanente, por lo cual todos los hijos fueron excelentes estudiantes lo que les permitió obtener becas universitarias importantes.
- Unidos en la adversidad: La adversidad muchas veces afecta negativamente las relaciones familiares. Pero en aquellos casos donde esta se vuelve motivo de unión para luchar juntos, el resultado es maravilloso.
- Empleados socios: Ernesto De Lima definía el éxito de su empresa: “Se debe a que tengo cuarenta y pico de socios, todos de acuerdo”. En un hecho poco común en el empresariado vallecaucano, Pedro ideó y estructuró el esquema de participación accionaria a los ejecutivos más destacados y especialmente como estrategia para entrar a las regiones. Desde Medellín, por ejemplo, el socio era Jorge Alberto Uribe Echavarría, quien después sería ministro de Defensa. Con un socio así, De Lima rompería el mito que era imposible que una empresa vallecaucana fuera líder en Antioquia.
- Juego de roles: La claridad en los roles al interior de la organización es fundamental. Varias veces hicimos la pregunta: “¿Pedro era el numero dos?”. Todos coincidían: en lo administrativo y financiero fue quien nos estructuró y organizó. En mercadeo y ventas aparecían unos jugadores invaluables, siempre de la mano de Ernesto.
El libro, además de un tributo familiar de sus hijos, es un homenaje a través de Pedro, a tantos ejecutivos brillantes que muchas veces sin tener una sola acción ni una plaza de tierra, hicieron grandes las empresas.
La historia empresarial del Valle merece ser contada no solo desde los herederos, sino desde ejecutivos que como Pedro Piedrahita Plata fueron indispensables en la consolidación empresarial y humana de nuestra región, pues detrás del ejecutivo está el líder cálido, receptivo que sabe escoger las metas y animar el equipo a llegar a ellas.