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¿Improvisación o puesta en escena?

En respuesta a la crisis, el presidente Petro ha solicitado la renuncia de todo su gabinete, con el objetivo de reestructurar su equipo y retomar el control de la agenda gubernamental.

20 de febrero de 2025 Por: Gabriel Velasco
Gabriel Velasco Ocampo
Gabriel Velasco Ocampo | Foto: El País

Lo sucedido en el reciente consejo de ministros televisado, encabezado por el presidente Gustavo Petro, ha desatado una profunda crisis en el gobierno colombiano. Durante la sesión, que se extendió por más de cuatro horas y fue transmitida en vivo, se evidenciaron fracturas internas, tensiones entre altos funcionarios y conllevó a una posterior serie de renuncias de algunos de ellos. Entre los dimisionarios se encuentran la ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad; el director del Departamento Nacional de Planeación, Alexander López; la ministra de Trabajo, Gloria Ramírez, para nombrar solo algunos de los que lo hicieron de manera irrevocable.

En respuesta a la crisis, el presidente Petro ha solicitado la renuncia de todo su gabinete, con el objetivo de reestructurar su equipo y retomar el control de la agenda gubernamental. Este movimiento busca consolidar un gabinete más cohesionado y alineado con las prioridades del mandatario, especialmente en sectores clave como la educación, donde se han señalado incumplimientos en los compromisos asumidos.

La situación ha generado un intenso debate público sobre la transparencia y la eficacia del gobierno.

Dicho esto, muchos sugieren que lo sucedido obedece más al desorden y la improvisación. Sin embargo, considerar que todas las acciones del gobierno son improvisadas es un error. A nivel global, los movimientos de izquierda han demostrado habilidad y estrategia en el ámbito político. Utilizan símbolos y figuras representativas como herramientas de comunicación, lo que les permite mitigar la percepción de deficiencias en la implementación de su proyecto de país una vez en el poder.

El Pacto Histórico está enfocando su estrategia en mantener su capital político, que, según las últimas encuestas de favorabilidad del presidente Gustavo Petro y del Gobierno Nacional, se sitúa entre el 25 % y el 30 %. Este respaldo, influenciado en parte por figuras afines al petrismo en redes sociales, podría llevarlo a alcanzar una representación significativa en el 2026 y así asegurar la continuidad de su proyecto político.

Las recientes renuncias del gabinete podrían responder a una estrategia para preservar y fortalecer el proyecto político ‘progresista’ para las elecciones de 2026. El mensaje implícito detrás de estas decisiones sugiere una desvinculación de la gestión presidencial actual, con la intención de proyectar una imagen de coherencia política y compromiso con la lucha contra la corrupción y el clientelismo. Separando así a los puros de los impuros para fortalecerse con su base, de cara a las elecciones de congreso, con sus listas cerradas.

Es por ello que el presidente Gustavo Petro enfoca todo su liderazgo y su discurso a su nicho político más fiel y radical. Les habla más a ellos que al resto del país, aunque su obligación sea la de gobernar para todos.

En este contexto, el presidente y su gobierno se mueven con eficacia en escenarios de conflicto y debate público, pensando en la contienda electoral de 2026.

Lo que algunos pudieron interpretar como desorden, caos, improvisación, para otros fue un accionar pensado y premeditado. Una gran puesta en escena con un guion, seguramente escrito por el muy experimentado Gustavo Bolívar.

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