Columnistas
Paradojas y buenos ejemplos
El Gobierno con el Ministerio de Salud a la cabeza, sigue desconociendo la normatividad jurídica vigente como la ley 1438 de atención primaria en salud del año 2011 o las buenas prácticas que en materia de prevención o alianzas público privadas en salud se han realizado en Colombia.

La paradoja mayor en materia de salud, es que mientras los recursos públicos para salud han crecido hasta llegar este año en el presupuesto nacional aproximadamente a 90 billones de pesos, sin contar los recursos departamentales y municipales con destinación específica para salud, un buen número de hospitales, principalmente públicos, se vienen cerrando en varios municipios de Colombia por el no pago oportuno de los diversos servicios médicos hospitalarios que han prestado, o porque sencillamente están atrapados por la politiquería y la corrupción.
Otra paradoja, es que, con tan positivas experiencias que tenemos en materia de salud, algunas de ellas validadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Gobierno Nacional haya permitido tal desorden y debilitamiento en materia de salud, donde al final de cuentas quien más pierde es la gente pobre y trabajadora de Colombia. Mientras tanto, el Gobierno con el Ministerio de Salud a la cabeza, sigue desconociendo la normatividad jurídica vigente como la ley 1438 de atención primaria en salud del año 2011 o las buenas prácticas que en materia de prevención o alianzas público privadas en salud se han realizado en Colombia. Pareciera que su único interés es vendernos la falsa idea de que en salud estamos empezando de cero y así justificar su enredado proyecto de reforma a la salud, y las intervenciones con fines de control y no de salvación a la mayoría de las EPS.
Contrastando con lo anterior, recuerdo que como Gobernador del Valle del Cauca del 2004 al 2007, definimos, con la colaboración de los integrantes del Consejo de Gobierno, que la salud es vida y que se debería perseguir la corrupción con la misma intensidad como se persigue al terrorismo y al narcotráfico. Con las leyes vigentes y con la firme voluntad de que se gobierna es para la gente empezando por los niños, logramos, con la colaboración de los 42 alcaldes municipales del Valle del Cauca, que todos los hospitales estuvieran abiertos y saneados en materia financiera y administrativa, entre otros el hospital Departamental Evaristo García, el San Juan de Dios y el Psiquiátrico, todos ellos ubicados en Cali, lo mismo que el Luis Ablanque en Buenaventura. Paralelo a ello, desarrollamos una política pública de atención primaria en salud, de desayunos y almuerzos escolares, de psicólogos escolares, pero ante todo, de mucho diálogo con la población urbana y rural, y de respeto y colaboración con las diversas instituciones públicas y privadas en el campo integral de la salud.
Sin embargo, y en medio de semejante incertidumbre que en materia de salud estamos viviendo, algo que debe llenarnos de orgullo, tanto a Colombia como al Valle del Cauca, es el reconocimiento internacional que le acaban de hacer, por cuarta vez consecutiva, a la Fundación Clínica Valle del Lili como el mejor hospital de Colombia y uno de los más importantes de América Latina y el Caribe. Otro hecho a destacar, es que en ella se atiende por igual a personas ricas y pobres remitidas por las EPS y que, en desarrollo de una política de responsabilidad social empresarial, viene realizando gratuitamente un plan padrino con varios hospitales municipales, incluida la práctica de monitoreo y orientación médica a través de sistemas virtuales como la Telemedicina.
Otro ejemplo a destacar en el Valle, es la existencia en Cali de una eficiente red hospitalaria conformada por la Clínica Valle del Lili, el Hospital Universitario, centro médico público, y las instituciones privadas Centro Médico Imbanaco y la clínica Dime, cuya labor científica y humana todos los días nos confirma que la salud es vida.
Regístrate gratis al boletín de noticias El País
Te puede gustar