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Solo Colombia no ha avanzado en llegar al menos a los 16 metros de hondura, que es la mínima que requieren esos barcos de carga para ingresar con seguridad. | Foto: Cortesía Instituto Nacional de Vías.

Editorial

¿Para cuándo el dragado?

Competir en desigualdad de condiciones ya le está pasando factura al comercio exterior del país y por ende a su economía.

25 de agosto de 2024 Por: Editorial

Entre estudios de factibilidad, proyecciones, consultas sociales, cambios en el esquema de contratación y compromisos incumplidos ya van 12 años desde que se planteó la necesidad urgente de hacer el dragado de profundización del canal de acceso a Buenaventura. Es la demora perpetua de obras que son fundamentales para mantener la competitividad del país y la de su puerto marítimo más importante, por donde se moviliza el 50% de la carga del comercio exterior.

Con 12,5 metros de hondo en su tramo interno y 13,5 metros en la parte externa, el canal por donde entran los barcos a los muelles portuarios de Buenaventura es el único sobre el Pacífico suramericano que está por debajo de los estándares modernos de profundización.

Desde Ecuador hasta Chile las naciones del continente entendieron hace más de una década que había que adaptarse a la llegada de buques de mayor calado, los Neopánamax, si se pretendía mantener a sus puertos como alternativas rentables para sus actividades de importación y exportación.

Solo Colombia no ha avanzado en llegar al menos a los 16 metros de hondura, que es la mínima que requieren esos barcos de carga para ingresar con seguridad. Hacer trasbordos de contenedores significa mayores costos, que al final se trasladan a los consumidores o se suman a los precios de producción y comercialización.

Competir en desigualdad de condiciones ya le está pasando factura al comercio exterior del país y por ende a su economía. Se calcula que semanalmente se pierden por esta razón diez llegadas de buques cargueros gigantes a Buenaventura, con las implicaciones que ello tiene para las importaciones y exportaciones colombianas. Las navieras prefieren pasar de largo hacia puertos como el de Posorjas, en Ecuador, o a los de Callao y Chancay, en Perú, que están entre los 16 y los 18 metros de profundidad.

Por ello no se entiende que gobierno tras gobierno en los últimos doce años haya sido imposible avanzar en el dragado del canal de acceso a Buenaventura. Siempre hay alguna talanquera que impide realizar el proceso licitatorio, o no hay los recursos o no se logran consensos sobre la forma de financiar el proyecto. Ahora el Gobierno Nacional decidió que ya no será a través de una Alianza Público Privada sino que se adelantará como obra netamente pública.

Según el Instituto Nacional de Vías, Invías, en diciembre de este 2024 se abrirá una nueva licitación. Falta ver si se cumplen los tiempos porque aún se están haciendo estudios, estructuraciones técnicas, consultas con las comunidades y verificando las licencias ambientales. Es decir, lo mismo que se viene realizando desde 2012, cuando se aseguró que sería cuestión de meses que arrancaran los trabajos.

Mientras tanto Colombia pierde su competitividad y deja pasar de largo las ventajas innatas que tiene Buenaventura, tanto por su ubicación geográfica estratégica como por su cercanía al Canal de Panamá y por ser punto central del continente. Frente a ello hay que exigirle al Gobierno Central que les cumpla al Valle y a Colombia con la profundización del canal de acceso, en el menor tiempo posible. Si no se hace así, la economía nacional y su comercio exterior, se seguirán resintiendo.

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