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Anora

¿Cuándo se hará una película sobre una sociedad donde prime la economía matriarcal del dar? ¿Y los hombres, así como las mujeres, se rijan por la ética del cuidado, a cada cual de acuerdo con sus necesidades y no por la de la justicia, según sus capacidades?

21 de marzo de 2025 Por: Angela Cuevas de Dolmetsch
Ángela Cuevas de Dolmetsch.
Ángela Cuevas de Dolmetsch. | Foto: El País.

Horror de horrores, así es Anora la película que ganó los Oscar, y no por las innumerables escenas de sexo, sino porque es una invitación a la comercialización del cuerpo de la mujer y al maltrato.

Dicen que el director Sean Baker explora el lado más oscuro del sueño americano. ¿Dinero, droga y sexo? Qué triste que mujeres inmigrantes, en busca de un mejor futuro, terminen en esa situación. Dolor de madre, lloré de rabia pensando que podría ser una hija mía, o una nieta, o alguna adolescente de la eco-aldea Nashira, que yo tanto quiero.

Tanto maltrato verbal y físico, y tanta victimización en ese mundo oligárquico, donde todo, hasta los sentimientos, tiene su precio. Pienso en una sociedad matriarcal con la economía del dar que promueve mi amiga Genevieve Vaughan y en sociedades futurísticas con nuevas masculinidades, sin necesidad de prostitución y donde el dinero llegue a donde se necesite y no solo para despilfarrarse en bacanales de droga, alcohol y sexo.

No es divertido que a Anora, la protagonista, la amarren y la amordacen y que pida ayuda a gritos. Es una película de voyeristas de mirada masculina sobre los cuerpos femeninos, sin valores, que se nutre de la decadencia total de nuestra civilización. ¿Cuándo se hará una película sobre una sociedad donde prime la economía matriarcal del dar? ¿Y los hombres, así como las mujeres, se rijan por la ética del cuidado, a cada cual de acuerdo con sus necesidades y no por la de la justicia, según sus capacidades?

Los críticos dicen que Anora es divertida, seguro lo será en este mundo trastornado donde el país más importante del mundo, Estados Unidos, elige un presidente acusado de violar a una mujer, E Jean Carrol, en un lujoso almacén de Nueva York, y seguramente a otras mujeres que no se atrevieron a denunciarlo. Una reina de belleza colombiana dice haber sido también víctima del violador.

Mientras que en un lado llueve, en el otro no escampa, en Colombia las ministras del gabinete de Petro se rehúsan compartir recinto con un ministro acusado de violencia doméstica.

En este escenario, la plataforma de acción de Beijing, que cumple 30 años, es el tema principal de la Comisión del Estatuto de la Mujer que se celebra cada año en Nueva York. No es solo el análisis del cumplimiento de los acuerdos de 1995, sino la violencia contra mujeres y niñas.

Las cifras son aterradoras: según el informe del 2024 de las Naciones Unidas, una mujer o una niña es asesinada cada diez minutos por su compañero o miembro de su familia. Según reportes de Unicef de noviembre del 2024, más de 370 millones de niñas y mujeres vivas en la actualidad –esto es, una de cada ocho– han sufrido violaciones o abusos sexuales antes de los 18 años. Qué tristeza que la plataforma de acción de Beijing pareciera un as de burlas.

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