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Editorial

Llamado a la oposición

Aunque no aparezcan en los titulares de los medios de comunicación internacionales, en Venezuela sí están sucediendo cosas y varias de ellas graves.

20 de febrero de 2025 Por: Editorial
Nicolas Maduro
Un hombre ondea una bandera durante una protesta de opositores del presidente venezolano Nicolás Maduro el día antes de su toma de posesión para un tercer mandato en Caracas, Venezuela, el jueves 9 de enero de 2025. (AP Foto/Matías Delacroix) | Foto: AP

Han pasado seis semanas desde que, a pesar de todas las evidencias de fraude electoral que conoció la comunidad internacional, Nicolás Maduro inició otro periodo de gobierno en Venezuela.

Desde ese 10 de enero, y tras los confusos hechos que en la víspera tuvieron lugar en contra de María Corina Machado y la no llegada ese día al vecino país de Edmundo González, tal como él lo había anunciado, pareciera que a los adversarios políticos del Mandatario chavista se les hubiese acabado la gasolina para seguir luchando por el retorno de la democracia al Estado venezolano.

Incluso, tras el acuerdo logrado poco después entre la nueva Administración Trump y el Gobierno de Caracas, que permitió la liberación de algunos ciudadanos estadounidenses presos por el régimen chavista, ha quedado la sensación de que en el vecino país ya no pasa nada.

Pero resulta que, aunque no aparezcan en los titulares de los medios de comunicación internacionales, en Venezuela sí están sucediendo cosas y varias de ellas graves. Por ejemplo, al mejor estilo de su homólogo en Nicaragua, Daniel Ortega, el presidente Maduro acaba de imponerle a la Asamblea Nacional, afecta de por sí al oficialismo, una reforma que modifica al menos 80 artículos de la Constitución.

En ella, no solo le otorga más poder a las comunas, que son grupos de seguidores del chavismo que el mismo Gobierno creó, sino que incluye penas “más draconianas” contra cualquier “amenaza” al mandato imperante. “Es el momento preciso” para “una gran reforma histórica que adapte la Constitución de 1999 a los nuevos tiempos”, dijo el Jefe de lo que muchos gobiernos califican de dictadura.

Pero tan grave como ese abuso del poder son las divisiones que están surgiendo entre las distintas facciones de la oposicion en el vecino país, justo ahora que el Consejo Nacional Electoral, que sigue sin publicar las actas de las presidenciales del 2024, anunció que en mayo se llevarán a cabo los comicios legislativos y de mandatarios regionales.

El año pasado, pese a todos los obstáculos que les impuso el régimen, Machado y González lograron organizar y movilizar a las mayorías venezolanas no solo para votar en contra de la dictadura sino también para recabar las actas con las que se demostró el fraude. Ese es un valioso capital político que debe ser cultivado junto con la Plataforma de la Unidad Democrática, de la que ellos no hacen parte, bajo el propósito de mantener una sólida unidad frente la opresión.

Si bien es desalentador que no se haya alcanzado el objetivo de devolverle la democracia a los ciudadanos del vecino país en enero pasado, la liberación de los presos políticos, la defensa por el derecho al trabajo, a la salud, a la educación y a los servicios públicos básicos y la lucha por el cumplimiento de la Constitución merecen que los distintos sectores de la oposición escuchen las razones que tienen para querer participar en los comicios o no, y lleguen a un consenso que le demuestre a Maduro que se trata de sobreponer los intereses y el bienestar del pueblo a las ansias de poder.

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