Columnistas
Se acabó el recreo
Petro no perdona, es asperger-lo dijo su hermano Juan Fernando- y además, como ha sido científicamente comprobado, es un Narciso...
Sí, fue grato el asueto. Todos gozamos y seguimos un poco más allá del 1º de enero. Al Sur se dice: “Que viva Pasto, carajo” y la gente usa el betún para ‘vestir’ de negro al encarretado en las fiestas de blancos y negros, recordando aquellos Reyes Magos que llegaron donde Jesús, el pobre niño al que calentaba con su respiración un buey. Y están en el goce de la vida los manizaleños y los sucreños con sus revolcones en corralejas.
Empero, ansioso como vive, ya inició el señor Petro en una trastienda, su perorata encendida. Trató de inducir a la gente a la sensación de que él había bajado los precios escandalosos de la electricidad, porque él había hecho unos tendidos de plantas eléctricas. Falso porque quien los hizo fue su antecesor, el señor expresidente Iván Duque. Que lo diga Juan Roberto Vargas, director de Caracol Televisión, quien se paseó con Duque en aquellos campos. Ah, pero claro, es que el presidente costeño ha dirigido como estrategia primaria su gran odio contra el presidente Duque. Y sabe odiar y hacer que la gente odie. Don de la palabra.
Pero por supuesto al señor de la trastienda no le habían rebajado sino un 10%, que no es nada. Pero agregó otra desafiante mentira: dijo que además la pobreza mermó y la gente puede comer a gusto tres veces al día. Es otra falta a la verdad, porque, por ineficacia de su gobierno, han tenido que suspender hasta las ayudas económicas a los jóvenes a los que había engrupido con esa ayuda, que no ha durado sino unos pocos meses. Por supuesto la mentira cae con otra mentira. Dicen que más fácil cae un mentiroso que un cojo.
Sostiene Petro que somos el paisaje más bello del mundo y eso ha activado el turismo y los ingresos, en medio de la violencia que nos azota. Y uno se pregunta, ¿cómo puede mentir tanto sin rubor alguno? Lo que tenemos en aumento es el llamado turismo de chancleta que mueve pero poco aporta.
Miente también en la paz. Terminan siendo los bandidos los buenos, mientras desangran al Ejército en campos sin protección. ¿Beneficios? Solo para el narcotráfico. Ha traído narcotraficantes como encomenderos de paz -Mancuso entre otros-, y los ha levantado con uniformes nuevos relucientes y armas al último grito de la moda. Los Eln mandan. Y la vergüenza del país es que ellos son los buenos, los que matan y extorsionan y atentan contra la ecología, en un planeta que se disuelve en el desangre de su ecología.
Y, ¿qué pasó con el presupuesto nacional? A base de trapisondas nos quedamos sin presupuesto. Cuando quiso infamemente almacenar recursos infinitos para su campaña electoral, que por supuesto no logró en un Congreso al que ha tratado de malditos, agrega que existen los grandes beneficios de la reforma agraria, no obstante que por ninguna parte se ven, y que, como que en Córdoba, entregaron unas tierras pantanosas con gran disgusto del campesinado.
El Ministerio de la igualdad, que en sus planes era una reserva que no se iba a gastar la señora Márquez, fracasó y la voz del inefable Petro, se oyó censurando a la vice por incompetencia. Y cayó en desgracia como cayeron los exministros Bonilla y Velasco y van a caer ahora muchos más, sencillamente porque las trampas y los latrocinios no les han salido bien. Aunque nunca ha habido latrocinios mayores que los que se han visto en este gobierno. Y claro, Petro estaba enterado de todo, como lo explicó el exBonilla. Y habrá detenciones de alto nivel. Es la ley.
Petro no perdona, es asperger-lo dijo su hermano Juan Fernando- y además, como ha sido científicamente comprobado, es un Narciso -la figura que se enamoró de sí mismo-. Todos los aspectos siquiátricos le cobijan y por eso no perdona ni tiene piedad con nadie. Se siente el salvador del mundo. El reino de la mentira es su meta y no le importa ni cómo ni dónde. Es un dios de palo, como aquellos dioses australianos encabezados por Baiame, que en los veranos fuertes ardían con el clima. Ahora pasará lo mismo. Solo que hundiéndose el narciso se salva la nación.